miércoles, 26 de diciembre de 2007

Sólo una

¿Por qué voy a buscar mil razones para seguir jugando, si realmente sólo necesito una?

La cambiante. La escurridiza. La que se va, se transforma y vuelve. La que se pierde, se busca y se encuentra. La que se multiplica. La que se ríe. La eterna. La imposible. La probable... La "Una".

Es hora de cambiarle la cara al tiempo... No vaya a llegar la razón y lo pille con legañas en los ojos...

¡Feliz año nuevo!

martes, 4 de diciembre de 2007

Las niñas no lloran

La niña del pelo corto y revuelto descansaba cubierta de sudor y polvo, apoyada en el tronco del árbol más viejo del parque Nuevo.
Tenía las rodillas peladas, moratones en los brazos y una sonrisa en los labios. Se sentía plena.
La niña del pelo corto y revuelto jugueteaba con su balón favorito, el que le había regalado su padre... Estaba sucio, roto y se deshinchaba todos los días, y ella se aferraba demasiado a los símbolos...
Notó un cosquilleo suave, como un hilo de aire trepando por su pierna. Miró de reojo, y vio una mariquita roja de siete puntos subiendo, subiendo, subiendo...
La niña del pelo corto y revuelto se asustó. El miedo se apoderó de ella y el balón se le escapó de las manos. Pero las niñas no lloran...
La niña del pelo corto y revuelto, secretamente cobarde, presa de un miedo que le presionaba los pulmones contra las costillas, levantó un brazo, decidida. Porque las niñas no lloran. Se tragó el miedo y le pegó un manotazo al insecto que tanto asco y repulsión le causaba.
Nadie dijo nada. Nadie vio nada...
La niña del pelo corto y revuelto perdió el balón... Y entonces, la niña lloró.