jueves, 22 de noviembre de 2007

Me gusta Madrid...

Empezó como un impulso y acabó en un caballo de hojalata con ruedas. Me regalaron un par de horas con café y Coca Cola, y me regalé otras tantas de descubrimiento geográfico solitario. Jugué a perderme en un mapa de tres dimensiones y logré encontrarme cuando al búho aún le quedaban plumas. Disfruté. Disfruté como una adulta reteniendo el furor secreto de una quinceañera en su interior. Me reí y canté por dentro. Me quedo con una mirada... ayss.. si no fuera inventada... Multitudes inquietas y un sello en la mano, hasta que la noche se cansó y decidió apagarse...
Turismo mañanero entre legañas que me consumían las fuerzas. Esperé una guía que no pudo llegar y acabé entre leones por casualidad. Por dentro una sensación nerviosa me iba invadiendo en proporción cuadrática a medida que pasaban las horas.
Me sumergí unos minutos en un pasado importante y reviví momentos a cada parpadeo. Llevaba las gafas en el bolsillo...
Volví a esconderme en el pico del búho y pasé una servilleta por mi cerebro. Seguí cantando por dentro y me reí tanto o más que la noche anterior entre canciones serias y serias cantautoras cómicas... Sin tiempo para mucho más, el viaje acabó enseñándome que un avión vuela más rápido cuando son dos los que se suben en ella.

2 comentarios:

delirante dijo...

qué bonitos esos viajes fugaces en los que el tiempo de los demás pasa más lento que el tuyo propio....

me gusta que te gustara...
me gusta tu post...

besos desde aqui

Esel dijo...

:) Cómo no iba a gustarme...

Ni siquiera los delirios son tan rápidos como tú pequeña saltamontes... :p