La niña del pelo corto y revuelto descansaba cubierta de sudor y polvo, apoyada en el tronco del árbol más viejo del parque Nuevo.
Tenía las rodillas peladas, moratones en los brazos y una sonrisa en los labios. Se sentía plena.
La niña del pelo corto y revuelto jugueteaba con su balón favorito, el que le había regalado su padre... Estaba sucio, roto y se deshinchaba todos los días, y ella se aferraba demasiado a los símbolos...
Notó un cosquilleo suave, como un hilo de aire trepando por su pierna. Miró de reojo, y vio una mariquita roja de siete puntos subiendo, subiendo, subiendo...
La niña del pelo corto y revuelto se asustó. El miedo se apoderó de ella y el balón se le escapó de las manos. Pero las niñas no lloran...
La niña del pelo corto y revuelto, secretamente cobarde, presa de un miedo que le presionaba los pulmones contra las costillas, levantó un brazo, decidida. Porque las niñas no lloran. Se tragó el miedo y le pegó un manotazo al insecto que tanto asco y repulsión le causaba.
Nadie dijo nada. Nadie vio nada...
La niña del pelo corto y revuelto perdió el balón... Y entonces, la niña lloró.
martes, 4 de diciembre de 2007
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1 comentario:
yeah!!!Your writing is brilliant ...
girls who don't cry ...
And that reminds me of my girl :Z
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