lunes, 10 de noviembre de 2008

Absurdo

A veces me enfado con la humanidad, porque no la entiendo.
Sé que no está bien, que no se debe generalizar, que no hay dos copos iguales, que lo que se ve no siempre coincide con la realidad… Pero no puedo evitarlo…

No necesito pensar en guerras, ni en hambre, ni en desastres… No necesito pensar en eso para enfadarme, porque hay personas, supuestamente educadas (o, en este caso, por lo menos, con educación… adinerada), que pueden llegar a extremos inesperados por cosas tan simples como una mancha. ¿Qué podrían llegar a hacer, entonces, si tuvieran algún tipo de poder o fuerza?

Hace un par de días, uno de estos subgrupos de la humanidad consiguió enfadarme mucho, mucho, mucho, tanto que tuve que contenerme para que no se me escapase la “inocencia” por los puños, lo que después me hubiese avergonzado... Y es que yo, todavía confío en las personas…

Debo ser mucho más desastre de lo que imaginaba. Porque creo que volcar una copa accidentalmente es lo más habitual del mundo. Y cuando esto ocurre, a veces, salpica…
Lo que no creo que sea tan habitual es que, como respuesta, despreciando las más sinceras disculpas, alguien se ponga como un energúmeno y, entre gritos, insultos y malos gestos, vierta su copa conscientemente sobre un abrigo, demostrando que la población no ha evolucionado tanto como parece, desde que estaba de moda aquello del “ojo por ojo…”

En frío, la ira se amortigua. Y es entonces cuando empieza a invadirme una sensación extraña mezcla de pena y vergüenza ajena. Y pienso... Si es capaz de montar semejante numerito por nada. ¿Qué hará cuando, por ejemplo, un hijo suyo rompa el vaso de la leche sin querer? Le chillará y amenazará hasta que llore de miedo, o lo apaleará hasta que el miedo sea lo de menos, y rompa al niño como él ha hecho con el vaso?

Y sé que no se debe generalizar… pero cómo se nota que hay gente que está acostumbrada a conseguir todo aquello que cree que necesita con un quejido, una rabieta o una pataleta… Y qué lástima cuando no lo consiguen…

En esos momentos, la confianza en la humanidad se transforma de tal modo, que incluso, quizás sin razón o quizás no, acabas achacando tan absurdo comportamiento, al simple hecho de que aún hay gente que no puede soportar compartir un espacio relativamente pequeño con dos mujeres y su conversación…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"En frío, la ira se amortigua. Y es entonces cuando empieza a invadirme una sensación extraña mezcla de pena y vergüenza ajena".

Qué cierto esto que dices. Yo no tengo solución a tanta burricie, por eso reconozco que cada vez vivo más aislada en mi burbuja y en un mundo más mío porque lo que hay ahí afuera... no no no. Por lo menos dentro de mi burbuja emocional nadie grita.

Un abrazo
Ave

Anónimo dijo...

Ave, pero no todo el mundo es así mujer... no hay que permitir que ningún grito nos encierre... Lo mejor de todo es una burbujilla flexible y retráctil :P para sacarla sólo en casos extremos y para que sea lo que sea lo que digan o hagan, simplemente rebote...

Las cosas siempre se pueden mirar desde dos lados opuestos. Desde el bueno, y desde el malo... Y, aunque a veces cueste, siempre sale más a cuenta mirar desde el lado bueno ;)

Un abrazo

Anónimo dijo...

Me releo y creo que debía tener un día malo, malo :-) Es cierto que a veces vivo en una burbujita, pero salgo y recorro mundo, no te creas... :-)

Un abrazo, linda

Ave

Verónica dijo...

Estoy de acuerdo con lo que expones en tu post, que facil es llorar y gritar, para tener las cosas mas faciles.

besotes de esta peke.

pd: te espero por mi rincon con una tza de cafe caliente.